La frase del momento

"Si hay algo que he aprendido, es que la piedad es más inteligente que el odio, que la misericordia es preferible aún a la justicia misma, que si uno va por el mundo con mirada amistosa, uno hace buenos amigos."
Philip Gibb

jueves, 15 de enero de 2015

El armario de la homofobia.

No sé si es que estoy muy inspirado últimamente o es que la gente anda más imbécil de lo normal, quizá es que haya habido un brote colectivo de Escherichia colli var. gilipolliensis por comer pepino contaminado o tal vez es que se hayan metido el pepino por el culo y les esté presionando alguna almorrana que deben tener conectada al cerebro, ya que al pensar la cagan continuamente. Me quedaré con la primera opción ya que la segunda puede que sea potencialmente ofensiva, y tal y como andan las sensibilidades últimamente...

Ya me sorprendió en su momento cuando hubo una campaña de desprestigio sobre la empresa El Corte Inglés, pues habían puesto a la vente un libro donde hablaban de algo relacionado con una terapia para salir de la homosexualidad, o algo así, y la gente se movilizó alegando que la cadena comercial estaba sostenida por pilares homófobos. Daba igual que también vendieran decenas de libros de ayuda y de aceptación a la sexualidad propia o ajena, había un libro, un sólo puto libro, con contenido homófobo. Y en lugar de hacer lo lógico, que es acudir a la Ley cuando creemos que un libro está haciendo algún tipo de mal a la sociedad, en este caso concreto hacia la salud pública, decidimos insultar a la empresa sólo por comercializarlo, al fin y al cabo, sólo porque no censuraron un libro (¿a qué me recuerda eso?). Quién diría que somos ese pueblo que ha puesto el grito en el cielo, por ejemplo, contra la política de las farmacias de vender homeopatía... ah, cierto, qué eso ni nos lo hemos planteado, y lo de controlar que los jóvenes no fumen o beban alcohol casi que tampoco, quizás es que la salud pública sólo nos importe cuando no nos lucramos con ella, aunque eso es otro tema. En cualquiera de los casos, si creemos que algo es ilegal debemos denunciarlo, si acertamos será la justicia quién lo retire, si no, las librerías tienen todo el derecho del mundo a exponerlo, y ya tiene que ser un libro muy horrible para considerarlo peligroso: antes retiraría las memorias de Belén Esteban, en base a eso.

Pues bien, hoy me he encontrado con que han expulsado a "Los Chunguitos", habéis oído bien, de Gran Hermano: VIP, un programa que es tan VIP como mis huevos con corbata, pero que seguro interesa a la mitad de la población española que demuestra una vez más su exquisito criterio a la hora de ver televisión. Y os preguntaréis: ¿por qué han echado a estos mendas? Pues por decir algo así como que no querrían tener un hijo maricón (tampoco lo sé exactamente porque no lo he visto). Así que se ha creado una iniciativa de firmas por las redes sociales exigiendo a la cadena su expulsión y en menos de un día Telecirco les ha pegao una señora patah en el culo. Y yo pienso ahora: ojalá nos movilizáramos con tanto ímpetu para otro tipo de cosas, cada vez que un político o una gran empresa nos trate como subnormales, por ejemplo. Y aquí es cuando yo empiezo a soltar mierda, pues al grito de un "todos somos iguales" la gente se ha dedicado a través de las redes a insultar al dúo, incluso deseándoles cosas muy poco políticamente correctas; lo mismo son ahora ellos los que denuncian a todos los que han podido herir su sensibilidad o los que directamente han hecho apología del odio contra su persona, sería tan disparatado que hasta podría ganar un juicio. Por cierto, ya han pedido disculpas públicas por esas desafortunadas palabras.

Pues bien, primeramente decirles, señores, que no, no todos somos iguales, ni todos queremos o tenemos que ser iguales, os habéis confundido de mundo, pues aquí todos somos diferentes y, atención: ¡ESO NO ES MALO!, justamente es esta premisa la base de la verdadera tolerancia, la de entender que a pesar de nuestras diferencias podemos tener todos los mismos derechos, incluyendo nuestro derecho a expresarnos libremente y, por supuesto, a disentir. "Pero es que han hecho como los de Charlie, han herido sensibilidades", uy que malos malotes lo de Charlie por no respetar a una religión, que probablemente, día a día, falte al respeto, por ejemplo, los homosexuales. Pero para vosotros no es lo mismo, si unos pavos dicen que no quieren hijos gays son unos cabrones, mientras que si una religión dice que la homosexualidad es una abominación, o una enfermedad, o si suelta perlas tales como: "qué se aparten de los demás para que no los contagien" o "no es pedofilia, es homosexualidad atraída por los niños" entonces no hablamos de cabrones sino de culturas. Así, muchos religiosos pueden herir y ofender a diestro y siniestro, pero nos alarmamos cuando unos tíos que se hacen llamar "chungos", que tienen taitantos años y que por sus circunstancias no habrán tenido a una educación tal y como la hemos podido tener nosotros, ¿qué esperabais, colegas, que defendieran la homosexualidad desde una perspectiva kafkiana? Pues menos mal que no se les ocurrió decir que era una enfermedad potencialmente contagiosa o compararon la homosexualidad con la pedofilia que si no...

En segundo lugar, no sé donde están todos estos indignados en el día a día, ¿o es que sólo se quejan por twitter? Me gustaría que fueran a un bar en una noche de fútbol cualquiera y preguntaran a las personas mayores de 50 años que opinan de la homosexualidad y que luego regresaran para contarnos la experiencia, como con una dialéctica hegeliana han advertido a un grupo de cazurros,  perdonad el término, de que estaban cometiendo un error. y éstos hayan reaccionado rápidamente con una de "lo siento, me he equivocado, no volverá a ocurrir". Porque os recuerdo, señores, que en el mundo real la cosa no es tan fácil como echar a la gente de un concurso, aunque como película tendría verdadero potencial. Habría un equivalente al "super" que aparecería entre las nubes, y con la voz de un jedi oscuro y un eco misterioso diría: "os destierro a vosotros, pecadores, del reino de los cielos, habéis homofobeado por última vez" y desaparecería con la misma espectacularidad. Lo peor de todo es que con toda seguridad esta película ficticia tendría más sentido que la película mental en la que viven algunos, ese mundo mágico e idílico donde la discriminación es un fantasma del pasado.

La realidad de hoy día, la verdad verdadera, es que no todos respetan la homosexualidad, ni la entienden, ni le atribuyen algún tipo de dignidad, y solamente la consideran un vicio, pero muchas veces, y se ve sobre todo en las personas jóvenes, no se les da la posibilidad de poder expresarlo, simplemente la sociedad de hoy les exige corrección, pero el problema sigue estando ahí para el día siguiente; sólo hay que irse a un colegio o a un instituto para ver que esa sociedad plural no es tan plural en absoluto, donde entender no se entiende nada ni a nadie, representen la  homosexualidad o cualquier otra minoría; eso sí, a los papis de turno se les llena la boca hablando de lo tolerantes que son y de la gran educación que han dado a sus hijos basada la comprensión y el respeto hacia los demás... ¡JA! ¿Es que somos tontos? ¿somos tan tontos como para creernoslo? En un país donde la homosexualidad tiene sus propios barrios, sus propias discotecas y sus propios bares, o en el que con los musulmanes (ya que es el tema de moda) pasa tres cuartos de lo mismo, algunos tienen los santos huevos de decir que las cosas van de puta madre, que hay respeto y que hay integración, con un par. Y es que aquí hasta el más facha tiene ahora a su propio amigo gay, o lo que él interpreta como amigo gay: un tipo al que no le niega el saludo y a quién tolera siempre y cuando no se le pegue demasiado, y con seguridad que tiene también un amigo musulmán: tal vez un antiguo compañero de clase a quien apenas conoce, con el que ya ni habla, ni sale, ni nada; pero oye, él ha cumplido con el mínimo exigido, al menos con el mínimo que le exige esta sociedad superficial e hipócrita, la sociedad del gueto, del cinismo y del meter los problemas debajo de una alfombra para que no sea vean, eso sí, de una alfombra muy moderna y muy bonita. Esto sigue siendo la España de charanga y pandereta de Machado, la España que insiste en esconder los problemas en lugar de solucionarlos, la España de la pseudotolerancia y del muy entrecomillado respeto. Y, nuevamente, así nos va...



PD: Quiero recalcar que en ningún momento he querido ofender a los religiosos en particular, simplemente señalaba una situación habitual dentro de la religión: como su postura acerca de las orientaciones no heterosexuales. No creo que sea, de hecho, un problema de religión, los que son intolerantes buscarán cualquier excusa que tengan a mano para justificarse, muchos religiosos te vendrán con nosequé texto del levítico (donde todo está prohibido) igual que muchos ateos te contarán su propia teoría de la evolución, de lo natural y de lo que no. El caso será no reconocer que se tienen prejuicios. 

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