La frase del momento

"Si hay algo que he aprendido, es que la piedad es más inteligente que el odio, que la misericordia es preferible aún a la justicia misma, que si uno va por el mundo con mirada amistosa, uno hace buenos amigos."
Philip Gibb

domingo, 10 de noviembre de 2013

Sobre la importancia de ser un Señor Rossi...

Me alegro de poder hablar con vosotros después de tanto tiempo. Sin duda tener un diario, y querer compartirlo, es una de las mejores ideas que he tenido nunca y aunque no escriba todo lo que debería, siento que este espacio sirve no sólo para ordenar mis ideas sino para ponerme en contacto conmigo mismo, con mi yo más puro y sincero.

Desde luego siempre recomendaré este tipo de prácticas aunque soy consciente de que muy pocas personas se atreven a dejar sus intimidades al alcance de cualquiera, y muchos no son capaces siquiera de compartirlas con sus amigos más cercanos. Hablar de sentimientos y manifestarlos sin reservas sigue siendo un tema tabú en nuestra sociedad, y sobre todo en lo referente al sexo masculino. Las muestras de amor entre hombres son algo que se deja para situaciones concretas, por ejemplo, cuando tu equipo de fútbol gana un partido, cuando tu equipo de fútbol pierde un partido, cuando te has bebido tu sólo una botella de ginebra..., sí, del todo ridículo, desde luego.

De alguna manera durante este último año estoy aprendiendo a confiar un poco más en la gente que me rodea, ya sean amigos de siempre o personas que me he encontrado por el camino, potenciales amigos o no. Y la respuesta es, por lo general, muy positiva. Por supuesto uno que no es tonto, al menos no demasiado, sabe a lo que se expone, y hasta el momento no me estoy arrepintiendo de nada. Y bajo esta política de "Ganar justicia ofreciendo justicia" he encontrado a muchas personas con una situación muy parecida a la mía, no estrictamente en cuanto a circunstancias, nuestras vidas no tienen porque ser parecidas, pero desde luego sí son parecidos nuestros sentimientos. Y por supuesto que comprendo (¿cómo no?) cuando tratan de decirme que se sienten perdidos, o solos, o insignificantes, o que están preocupados, o que tienen miedo... Eso hizo que me acordara de una de las entradas más duras y sinceras que hace tiempo publiqué en este blog y después de releerla pienso que si bien estoy de acuerdo con la mayoría de cosas que en su momento expresé, la entrada se encuentra del todo incompleta. Para quién no sepa de lo que va, decía lo siguiente:

“El Señor Rossi busca la felicidad”... y quién no...

El Señor Rossi es un personaje nacido de la mano de Bruno Bozzetto en la década de los 60. Con un toque general de psicodelia y una interesante música de jazz, se convirtió en uno de los tantos y tantos personajes de mi infancia. Sin embargo, y a diferencia del resto, hay algo que ha hecho que hoy por hoy el Señor Rossi me resulte incluso mas interesante que cuando era un niño.

El Señor Rossi buscaba su lugar en el mundo. Muchas personas lo hemos sentido en algún momento de nuestras vidas, yo mismo estoy atravesando uno de esos momentos desde hace ya bastante tiempo. Demonios internos me susurran a veces cosas como:

- No encajas, y nunca lo harás, no encontrarás aquí ningún lugar para ti…

Vivimos en una sociedad enferma, superficial, intolerante, incapaz si quiera de sentir verdaderamente, y ante ese huracán de podredumbre, algunos de nosotros nos sentimos ridículos, insignificantes. El tener hoy en día ideas únicas, el ser inocente, sensible, creativo, o simplemente distinto, no son ventajas en un mundo en el que se discrimina a los que se atreven a pensar, en el que se aprovechan de los que se atreven a sentir y donde se excluye a cualquiera que se salga de los patrones típicos de conducta.

Hoy, mas que nunca, entiendo lo que debía sentir el Señor Rossi.
Bueno, y ¿por qué creo está incompleta? En ella comento los peligros de ser original, inocente, sensible o valiente, pero no cuento por qué a pesar de todo eso escribo un blog donde me expongo por todas esas cosas. Y no, a día de hoy el masoquismo no está entre mis aficiones, ninguna de mis publicaciones han sido gratuitas, siempre ha habido un motivo para hacerlo, incluso cuando no he tenido del todo claro cuál era. Compartir nos hace grandes, como también ser capaces de caminar con los zapatos de otro; compartiendo uno no sólo lucha contra la incomprensión ajena, sino también contra la propia, nos ayuda a entendernos mejor, y la comprensión es tan vital para amar (y amarse), como amar lo es para ser feliz. Querido lector, nunca pienses que estás solo, nunca pienses que eres el único en el mundo en sentirte como Rossi, de hecho alégrate de sentir, de compartir, de entender, de confiar..., de vivir..., alégrate por no ser uno más, por no pasar por la vida como un zombie, obsesionado con no sentir, con no compartir, atado por cadenas invisibles, viviendo una vida ajena, una vida de personas que no tuvieron ni el valor ni el talento de tener la suya propia. Sé tú mismo, no te avergüences, sabes que no te abandonaré y confío en que tú no lo hagas. Eres mi amigo... mi igual.
PD:La guapetona de la foto es "Kenya", ya os hablaré de ella próximamente.